La violencia contra la mujer es considerada un problema de salud pública de primer orden en razón a su alta prevalencia y a la gravedad de sus consecuencias tanto en mortalidad como en morbilidad, para las mujeres que la sufren y sus hijos e hijas y personas del entorno próximo.
La OMS afirma que la violencia de género constituye una grave riesgo para la salud de las mujeres (Krug et al, 2002; Homberg et al, 2008). La violencia de género tiene múltiples efectos en la salud de las mujeres, en las decisiones y acciones relacionadas con su salud y en sus oportunidades de salud (Campbell, 2004; García Moreno, C 2013; Bott, 2012) (Campbell, 2004; García Moreno, C 2013; Bott, 2012).
Prevalencia de la violencia contra la mujer.
Los datos del estudio multipaís sobre salud de la mujer y la violencia contra las mujeres realizado por la OMS (García-Moreno C .WHO.2005) revelan que: entre el 13% y el 61% de las mujeres de 15-49 años de edad han sufrido violencia por sus parejas al menos una vez en su vida; entre el 6% y el 59% han sufrido la violencia sexual, o un intento por parte de su pareja en algún momento de su vida ,y entre 1% a 28% reportan violencia física durante el embarazo. Estudios llevados a cabo en los países participantes muestran asimismo una alta prevalencia de VMP y la violencia sexual
En un estudio europeo realizado en (Study FRA 2014) encuentra que la prevalencia de la Violencia de Género en mujeres mayores de 15 años oscila entre el 19 y el 52 %. En los países participantes en el estudio fue : Austria 20%. Alemania el 35 % . España el 22 y Reino Unido el 44%. Este mapa ilustra las conclusiones de este estudio sobre la prevalencia:
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Consecuencias
Consecuencias físicas y psicosomáticas: en concreto, heridas, fracturas, lesiones faciales y craneales, quemaduras, abrasiones, y cualquier tipo de lesión ocasionada utilizando la fuerza. También se consideran consecuencias físicas las consecuencia somáticas o psicosomáticas generadas por una situación de maltrato mantenido como son dolores por causa desconocida, cefaleas, síntomas gastrointestinales, problemas reumáticos, problemas circulatorios y cardíacos, más frecuentes en víctimas de VG.
Consecuencias psicológicas: nerviosismo, estrés, debilidad, problemas de sueño, de concentración y alimentación, depresión, trastornos de ansiedad y pánico, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y tendencias suicidas (Ellsberg M, 2008) y dependencia emocional
Estrategias de supervivencias perjudiciales para la salud: en concreto, tabaco, consumo de alcohol y drogas, dependencia de las drogas.
Consecuencias para la salud reproductiva: se ha constatado en los estudios mayor frecuencia de partos prematuros, abortos, complicaciones durante el embarazo, niños con bajo peso al nacer (Sarkar NN, 2008).
En términos generales, las mujeres que sufren violencia de género presentan problemas de salud más a menudo y acuden con mayor frecuencia a los servicios sanitarios. Comparadas con aquellas que no sufren violencia de género, buscan ayuda sanitaria y necesitan tratamiento médico o quirúrgico más a menudo.
Muchas mujeres víctimas de violencia de género no recurren a la policía u otras organizaciones. Los profesionales sanitarios son habitualmente los únicos que tienen contacto con las víctimas y se ocupan tanto de sus lesiones como de otras consecuencias perjudiciales para la salud de la víctima.
Los estudios confirman de forma unánime que los servicios sanitarios están en una posición privilegiada desde la que tratar a las mujeres víctimas de violencia de género que buscan ayuda (FRA 2014, Gloor/Meier 2014, Homberg 2008, WHO 2013). Las víctimas confían más en las y los profesionales sanitarios, debido a la confidencialidad, entre otras razones (FRA 2014) y en consecuencia estos pueden desempeñar un papel relevante en la prevención y en la atención a la violencia de género.
La OMS (2013) recomienda la inclusión sistemática de la violencia de género en la formación de los y las profesionales sanitarios. Lo considera esencial para ser capaces de responder adecuadamente a las necesidades de las víctimas y sus hijos, y para asegurar el mejor tratamiento posible.
El mapa inferior muestra, ordenado por estados miembros de la UE, el porcentaje de mujeres mayores de 15 años que respondió “médico o médica, centro de salud u otra institución sanitaria” cuando se les preguntó sobre “con que organizaciones o servicios contactan cuando han sufrido un episodio severo de violencia de género”.